Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1919) defendió un reformismo social y político-jurídico que pretendía «corregir» las desviaciones del liberalismo individualista, sobre la base de un liberalismo social democrático.
Giner de los Ríos fue un impulsor de la cultura y de la regeneración política y cultural de nuestro país. Su influencia en los reformistas españoles ha sido directa y penetrante. El mismo fue un gran reformador social y renovador del sistema educativo e impulsor de un republicanismo social que afronta la solución de la cuestión social. Se puede decir sin ninguna exageración que influyó en todas las corrientes de pensamiento científicas, literarias, artísticas, políticas y sociales donde se suman personalidades como Emilio Castelar, Joaquín Costa, Manuel Azaña, Azorín, Canalejas, Gumersindo de Azcárate, toda la escuela krausista de Oviedo que contó nada menos que con Adolfo González Posada, Adolfo Álvarez Buylla y Leopoldo Alas Clarín, Luis Morote, Leopoldo Palacios Morini, Piernas Hurtado, Rafael María de Labra, Eugenio Montero Ríos, Alfredo Calderón, Federico de Castro, Tomás de Tapia, Segismundo Moret, Vicente Santamaría Paredes, Eduardo Pérez Pujol, Práxedes Zancada y Ruano, José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, C.Bernardo de Quirós, José Castillejo, Manuel García Morente, Julián Besteiro, Fernando de los Ríos, Alberto Jiménez Fraud, Juan Marichal, Pardo Bazán, Josep Pijoan, Luis de Zulueta, Manuel B. Cossío, y un largo etcétera. Por no hablar de su enorme influencia en Latinoamérica. Hubo una corriente krausista impulsada por él, al propio tiempo una influencia que va mucho más allá del krausismo como corriente específica de pensamiento cultural, social, político, sociológico y jurídico. Ello se plasmaría en respuestas innovadoras como la creación de la Institución Libre de Enseñanza y el impulso a las reformas sociales reflejando la influencia en la creación de la Comisión de Reformas Sociales, el Instituto de Reformas Sociales y el mismo Instituto Nacional de Previsión, entre muchas instituciones y organismos. Esto supone que su influencia se proyectó desde el último tercio del siglo xix y el primer tercio del siglo xx. Luego no desaparecería, pues tuvo gran influencia en Latinoamérica y tras la recuperación de la democracia constitucional en nuestro país se retomarían muchas de sus ideas y propuestas para construir el nuevo orden democrático. Una de sus ideas fundamentales tiene que ver con su concepción de la sociedad civil, pues lo que él pretendía era crear una conciencia cívica en los individuos (ciudadanía activa); una esfera pública de diálogo comunicativo en una sociedad vertebrada. Pero también interesa destacar la lucidez que mostró en todo lo relativo a las cuestiones pedagógicas.