AA.VV
La coyuntura económica en la que vivimos, obliga a cambiar constantemente a las empresas, y por tanto a los auditores a adaptarse a dichos cambios. Las empresas y sus modelos de negocio cambian y los agentes económicos precisan no solo fiabilidad de la información pasada, sino sobre el futuro.
Los cambios tecnológicos, geopolíticos, la trasformación digital convergen con fuerza, y los agentes económicos demandan cada vez más, un sistema de revisión que garantice la fiabilidad de la información financiera. Es en este entorno donde se sitúa actualmente la función de auditoría, como garantía frente a terceros, y por consiguiente como respaldo de la solvencia financiera de empresas y entidades. Este aspecto ha cobrado una enorme relevancia en los últimos años, tanto en España como a nivel internacional. La auditoría además ha servido como garantía de la trasparencia en las empresas, al tiempo que supone un elemento clave en nuestro sistema económico.
La auditoría debe satisfacer cada vez unas expectativas más altas de su trabajo, y ya no solo debe revisar lo que ha ocurrido en el pasado y valorar si refleja la imagen fiel, sino que debe dar un paso más, convirtiéndose en una auditoria que anticipe riesgos futuros, y entre de lleno en parcelas como el control del fraude, la información no financiera y la responsabilidad social corporativa.