Los once capítulos que componen este libro pretenden probar, cada uno a su manera, las posibilidades cognoscitivas y operativas que brinda la Filosofía del Derecho. En el marco del Estado de Derecho Constitucional la necesidad de superar una perspectiva "cientificista" resulta imprescindible, dado que hoy el derecho exhibe temas cuyo abordaje completo y raigal implica recurrir a aquella disciplina. Por supuesto que ese servicio noético no lo puede prestar cualquier filosofía jurídica, sino algunas diversas que hoy se ofrecen en el ámbito académico. No se trata de reivindicar cierto "filosofismo", y más bien, la propuesta es recuperar una gnoseología jurídica completa e integral. El reclamo implícito de la obra se proyecta también sobre el modo en que se siguen formando inercialmente los juristas, de modo de habilitarlos para una comprensión más realista del derecho que permita orientarlo de la mejor manera en su servicio profesional