El hombre mas honrado, mas respetado, puede ser victima de la Justicia. Es usted, por ejemplo, buen padre, buen esposo, buen ciudadano y anda con la cabeza bien alta. Cree que no tendrá que rendir cuenta alguna a los magistrados de su país. ¿Que fatalidad podría hacerle pasar por un malhechor cuando no por un criminal? Pero esta fatalidad existe y lleva un nombre: error judicial.