Cuarenta años de vigencia son un buen motivo para valorar el papel de los siete «padres» que redactaron nuestra Constitución y el de los millones de españoles que ratificaron el texto aprobado por las Cortes Generales, dando pie con ello a una estabilidad democrática, una paz y una prosperidad que se ha prolongado ininterrumpidamente durante las últimas cuatro décadas.