Hasta hace poco tiempo era una opinión teórica general el hecho de que el socialismo se distinguía del anarquismo a causa de la posición de principio con respecto al estado. Mientras el primero basaba su ordenamiento social en una especie cualquiera de constricción jurídica, el segundo rechazaba por principio toda constricción jurídica de este género. Si el primero ponía en primer plano el principio de la igualdad, el segundo el de la libertad. No obstante, ya el Manifiesto comunista de Marx y Engels, fundamento teórico de socialismo moderno -tal como es presentado por la socialdemocracia internacional-, no autoriza absolutamente esta distinción entre las dos teorías políticas. Semejante distinción presupone ante todo la delimitación clara del concepto de estado, en cuanto ordenamiento constrictivo, con respecto al de una sociedad libre de constricciones. Ya es muy significativo que el Manifiesto comunista -y junto con él toda la literatura socialista- se incline a borrar esta línea limítrofe entre el estado y la sociedad (en el sentido más limitado) precisamente cuando se habla del estado del futuro, o se