No puede negarse que la diversidad cultural es un elemento vertebral de las sociedades modernas y que su gestión en los sistemas democráticos es inaplazable. Este trabajo ahonda en esa realidad y en los derechos humanos implicados con un triple propósito: su observación, su análisis y la plasmación de los retos que plantean las actuales barreras para la convivencia desde una perspectiva jurídico-política. La reflexión crítica permite proporcionar respuestas a los desafíos vinculados a la gestión de la diversidad cultural tras abordar aspectos imprescindibles: la tensión existente en las sociedades plurales entre libertad e igualdad, la (controvertida) noción de cultura y su relación con la identidad. Lo que se plantea es superar las propuestas reduccionistas basadas especialmente en el miedo al otro, el rechazo o el prejuicio, que han sido un incentivo para la fragmentación, dificultan la cohesión social y se han convertido en una fuerza centrípeta acentuada en tiempos de crisis (no solo económica, sino también de valores comunes compartidos)...